El Gobierno de Italia notificó oficialmente su rechazo a las enmiendas aprobadas en 2024 al Reglamento Sanitario Internacional (RSI), propuestas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)como parte del esfuerzo por fortalecer la preparación y respuesta ante futuras pandemias.
La decisión fue formalizada por el ministro de Salud, Orazio Schillaci, a través de una carta enviada al director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, invocando el artículo 61 del RSI (2005) que permite a los países miembros rechazar reformas dentro de un plazo específico.
Italia prioriza su soberanía sanitaria
“De acuerdo con el artículo 61 del Reglamento Sanitario Internacional, mediante esta carta le notifico el rechazo de la parte italiana a todas las enmiendas adoptadas”, reza el documento firmado por Schillaci.
El ministro argumentó que Italia reafirma su derecho soberano a decidir sobre políticas de salud pública, una postura que coincide con la de Estados Unidos, país que también expresó su objeción a las reformas impulsadas por la OMS.
¿Qué proponen las enmiendas rechazadas?
Las reformas al RSI buscan establecer un marco legal vinculante para una respuesta más coordinada y rápida ante emergencias sanitarias internacionales, especialmente pandemias. También promueven una mayor equidad en el acceso a recursos médicos y vacunas, algo que fue ampliamente debatido tras los desequilibrios observados durante la crisis del COVID-19.
Pese a estas intenciones, Italia considera que el nuevo enfoque propuesto otorga excesiva centralización del poder en organismos internacionales, en detrimento de la capacidad de decisión individual de los Estados.
Distancia con el Tratado Global sobre Pandemias
La negativa italiana no es un hecho aislado. En mayo de 2025, el país ya se abstuvo de votar a favor del Tratado Global sobre Pandemias, otro instrumento internacional respaldado por la OMS. En ese momento, se alineó con naciones como Polonia, Eslovaquia, Irán, Israel y Rusia.
Este tratado, considerado por muchos como histórico, buscaba establecer protocolos comunes ante futuras crisis sanitarias. Sin embargo, su adopción ha generado resistencias por parte de gobiernos que temen una pérdida de autonomía nacional.
Contexto geopolítico y tensión institucional
La postura italiana refleja un clima internacional dividido sobre el rol que debe desempeñar la OMS en futuras pandemias. Mientras algunos Estados piden más cooperación global, otros insisten en mantener la soberanía plena sobre su sistema de salud.
En este contexto, Italia se suma a un bloque de países escépticos que cuestionan el alcance legal de las reformas sanitarias globales, reavivando el debate sobre el equilibrio entre cooperación internacional y control nacional.