La Policía Nacional liberó este martes 28 de enero a un joven secuestrado que permanecía maniatado en una casa sin ventanas en Nueva Prosperina, al noroeste de Guayaquil. El inmueble, aparentemente diseñado para actividades delictivas, se encontraba oculto entre la vegetación y solo contaba con una pequeña puerta de acceso.
LIBERAMOS A UN CIUDADANO EN #GUAYAQUIL
— @PolicíaDMGZona8 (@PoliciaDMGZona8) January 28, 2025
Tras labores investigativas identificamos un inmueble en Nueva Prosperina, donde la víctima estaba en cautiverio y maniatada, fue llevada a un centro de salud, para luego ser entregada a sus familiares. Existe un sujeto aprehendido. pic.twitter.com/VOazQF5cNL
Segundo rescate en tres días
En el operativo policial se encontró un vehículo y una motocicleta cerca de la vivienda, y se detuvo a un hombre que custodiaba a la víctima. Este caso se suma a otro ocurrido el 25 de enero, cuando la policía capturó en el sector de Flor de Bastión a cinco presuntos miembros de «Los Tiguerones», incluido un adolescente, por un secuestro extorsivo. En esa ocasión decomisaron vehículos, motocicletas y varios celulares.
#IMPORTANTE || VÍCTIMA DE SECUESTRO EXTORSIVO LIBERADA Y 5 PRESUNTOS IMPLICADOS APREHENDIDOS EN #GUAYAQUIL
— Policía Ecuador (@PoliciaEcuador) January 25, 2025
Tras labores investigativas y operativas ejecutadas por la #FuerzaInvestigativaContraLaExtorsión en Flor de Bastión, Nueva Prosperina #GYE, aprehendimos a 5 presuntos… pic.twitter.com/F414YobWzf
La ruta del crimen en Guayaquil
Las investigaciones policiales han revelado que la mayoría de secuestros siguen un patrón: las víctimas son capturadas en zonas céntricas y trasladadas al noroeste de la ciudad, especialmente a Nueva Prosperina, un sector marginal surgido de asentamientos irregulares hace tres décadas.
El control territorial de las bandas
En este distrito operan cinco organizaciones criminales: Tiguerones, Águilas, Fatales, Choneros y Mafia-18. Estos grupos dominan el territorio aprovechando el desorden urbano y las limitaciones policiales. Mantienen un férreo control mediante vigías y sistemas de videovigilancia, mientras lucran con la población local y restringen el acceso a la zona.
La víctima del primer caso fue interceptada cuando se encontraba en su vehículo en los exteriores de una urbanización, evidenciando el modus operandi de estas organizaciones criminales que han convertido a Nueva Prosperina en su centro de operaciones.